Diario del Mundial: Argentina - Arabia Saudita, fuera de juego

 Este artículo se escribe en frío y en caliente con los restos amargos de una singular derrota. Por eso, está atravesado de un punto de vista parcial y levemente especulativo sobre este momento inicial y el destino del seleccionado. El arte del saber y vaticinar en el fútbol. 


Sea cual sea el destino, este primer partido ya tiene mucho que decirnos por toda la previa que cargaba en forma de expectativas, apoyadas en las emociones y razones, de un campeón de América invicto frente a un combinado de Arabia Saudita. La Scaloneta, si quiere ser una máquina, se convirtió en una pelota de nervios. Antes que un motorcito, un organismo muy sensible, un motorpsico arrastrado por un estado de ánimo. Son entendibles los condicionantes del debut, pero ¿para tanto tan poca reacción? Hemos sido diezmados por unas águilas de medio oriente que dieron muestra de una estrategia envidiable para el fútbol sudamericanos: orden táctico, duelos físicos superados, eficacia total y toques de picardía. Que un jugador de Arabia Saudita haga tiempo y te gaste es demasiado.


El botín de dinero que puso Louis Vuitton para juntar a las dos estrellas que iluminan el firmamento del fútbol de la última era, Messi y Cristiano, ya con sus últimos fulgores, deja un mensaje que deberíamos retomar. La victoria está en la mente. Puede ser un exceso típico del coaching ontológico del marketing, pero el factor psíquico vuelve a quedar expuesto, una vez más, muy endeble en este grupo de jugadores (no digamos de amigos). Sobre todo, como parte de un país que deposita tanto en este deporte universal y convierte en aluviones de ánimo las victorias y derrotas. Pico máximo cada 4 años.



De ahí se desprenden algunas fatalidades que viene afrontando la selección en tortuosas series de grupos. Y esperamos que Messi sea el insurrecto y resurrecto Maradona que surja en las malas. El equipo deberá lavar todas las penas de este comienzo y salir los próximos dos partidos como viejos hombres nuevos de esta Scaloneta comandada por ex-futbolistas sin laureles en la mayor. 


Si coronamos el Mundial con la gloria máxima, esta será la mejor caída para resurgir y conquistar la épica. Dios tenga preparado este escenario. Pero este cimbronazo prende varias alarmas e incluso trae viejos fantasmas de frustraciones. 


Si el equipo avanza la serie, recupera un poco de mística y logra hazañas pero se queda a la vera del camino, este primer partido podrá ser señalado como anticipatorio. Si la catástrofe es mayor aún, lo peor que todos esperamos, puede ser este el principio de un fin. Botines que se cuelgan, alguna cabeza que rueda y la pelota que se para.



Ojalá que la historia de esta Copa Mundial se encamine de la mejor manera y a estas palabras se las lleve el viento del triunfo. 



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